La carcasa de un resorte de gas (la parte “gruesa” del resorte) está llena de nitrógeno. Este nitrógeno es comprimido hacia dentro mediante una alta presión. Cuanto mayor es la presión, mayor es la fuerza con la que el eje del pistón (la parte “fina” del resorte) se desliza fuera de la carcasa. Para asegurar que durante los movimientos del eje del pistón no se produzca ninguna fuga de nitrógeno, el eje se desliza al final de la carcasa a través de una junta que sella el eje herméticamente. Además de nitrógeno, dentro de la carcasa hay también algo de aceite. El aceite se ocupa de proporcionar una amortiguación adicional antes de que el eje del pistón alcance sus posiciones finales (totalmente “dentro” o “fuera”). Sin embargo, este aceite tiene una función adicional. Se ocupa de que la junta se mantenga suave y flexible para asegurar un mejor sellado en torno al eje, y para que el eje pueda deslizarse hacia fuera y hacia dentro con una fricción menor (engrasado). La posición del resorte de gas es diferente, por ejemplo, con la tapa abierta y con la tapa cerrada.
En la parte trasera del vehículo, la posición de los resortes de gas montados se invierte prácticamente por completo. Por este motivo, al posicionar un resorte de gas es importante asegurarse de que el aceite que se encuentra dentro de la carcasa pueda fluir por sí mismo hacia la junta en las situaciones comunes del resorte de gas (tapa “abierta” o tapa “cerrada”).
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